La evolución de las especies
La hipótesis de que las
especies se transforman continuamente fue postulada por numerosos científicos
de los siglos XVIII y XIX, a los cuales Charles Darwin citó en el
primer capítulo de su libro El origen de las
especies. Sin embargo, fue el propio Darwin, en 1859, quien sintetizó un cuerpo coherente
de observaciones que consolidaron el concepto de la evolución biológica en una
verdadera teoría científica.
La evolución como una
propiedad inherente a los seres vivos ya no es materia de debate entre los
científicos. Los mecanismos que explican la transformación y diversificación de
las especies, en cambio, se hallan todavía bajo intensa investigación. Dos
naturalistas, Charles Darwin y Alfred Russell Wallace,
propusieron en forma independiente en 1858
que la selección natural es el mecanismo básico responsable del origen de
nuevas variantes fenotípicas y, en última instancia, de nuevas especies.
Actualmente, la teoría de la
evolución combina las propuestas de Darwin y Wallace con las leyes de Mendel y otros
avances posteriores en la genética;
por eso se le denomina síntesis moderna o «teoría sintética». Según esta
teoría, la evolución se define como un cambio en la frecuencia de los alelos de
una población a lo largo de las generaciones.
Este cambio puede ser
causado por diferentes mecanismos, tales como la selección natural, la deriva
genética, la mutación y la migración o flujo genético. La teoría sintética
recibe en la actualidad una aceptación general de la comunidad científica,
aunque también algunas críticas. Ha sido enriquecida desde su formulación, en
torno a 1940, gracias a los avances de
otras disciplinas relacionadas, como la biología molecular, la
genética del desarrollo o la paleontología.
De hecho, las teorías de la evolución, o sea, los sistemas de hipótesis basadas
en datos empíricos tomados sobre organismos vivos para explicar detalladamente
los mecanismos del cambio evolutivo, continúan siendo formuladas.
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